miércoles, 18 de enero de 2012

"Así fue el comienzo de la verdad de un año que no amé" Joaquín Gianuzzi


Por qué me has encomendado la tarea
de saberte ausencia hasta en la agonía
cuando todos tus muertos
                                        se aferran
a mis manos con desesperación
y piden agua y tiene hambre y frío
y una desnudez incierta
como de ángel o de recién nacido
y en el alma un clamor
                                        como de tierra urgente.
Pero vos no           Pero vos no.
Pero vos ausencia, ausencia
                                        soledad y frío.






Sábado

En este estado
atento con 3 mg
contra mi tristeza.
 No es posible combatirla.
pero al menos, duerme.
        Todo está igual, salvo
algunos mensajes
              en el contestador.
Ninguno la voz que espero.


Domingo.

Hay sol y es mediodía.
Ninguno la voz que espero.
 Bicicletas con hojas de otoño.
 Música en el fondo.
 Visitas, mate y galletitas de maicena.
(Odio sentir el correr de mi sangre).
Ninguno la voz que espero.





                           “Así fue el comienzo de la verdad de un año que no amé “ Joaquín Gianuzzi

Tiemblan las hojas.
 El cielo gris anuncia
              algo lúgubre.
Mi padre se muere
                   lenta       mente.
Me aterra la disolución,
la inteligencia fragmentada.
(También tengo sueños imposibles)
Pero tiemblan las hojas,
el paisaje del suburbio se hace invierno,
mi padre se muere lentamente
 y vos no estás nunca
                   regresando.



Ya no son tuyos
Marte ni la Luna.
 Sí lo eran de mi amor,
 Que murió en Open Door.

Todo, todo el cielo es MÍO.




R/P

dulcísimas gotas de clonazepán
penetrando en los surcos
del deterioro
de aquel dolor asesino
               dejando paso a la dulzura
de la tristeza más dulce
del vuelo de los pájaros
               en otoño
cuando el sol es tímido
y el viento añora           la furia
                  del vendaval.



Creo que hasta podría escribir un poema y desafiar la inmediatez. Tanto gris me asfixia, qué lejos está el verano, el color naranja, los aromas intrínsecos de la piel. Afuera, gotea la lluvia, un sonido de reloj enfermo. El frío inunda la página en blanco. Aterra la inundación. Los dioses se fueron a otros lares; me han dejado sola y sin el fuego. Qué será de mí sin esas llamas, qué seré yo, azul como un cadáver. ¿Me reconocerás entre las letras inquietas?. Ay! Esos ojos masacrados. La violenta quietud de los barbitúricos. La luna inmolando la noche. Yo no soy digna, pero una sola palabra tuya. Bastará.




La muerte me espera con los brazos abiertos como una madre. Esperame que antes debo llegar a aquel lugar. Intentaré, te lo juro, hacer girar al mundo. Pero si no puedo, no me vivas. LLevame igual, ya no soporto el correr de esta sangre.


El viento incesante
en tu mirada que recorre
el contorno de lo ajeno.
 No te olvides que yo también soy
el contorno de lo ajeno.



Te dedico este último poema:

                      “Sé que no me amás “

                                           FIN ( de todo)




Sabe que cuando escribe así, cualquiera daría la vuelta al mundo para llegar a sus palabras. Entonces escribe, escribe, escribe. No sabe que hay más allá del poema , las cartas se han muerto de tristeza, algunas han sido asesinadas, el aire ya no huele a fuego de otoño. Entonces escribe, escribe, escribe. Sabe que quiere más y que no puede. Y que sólo logrará el roce del contorno. (Casi nada).



Volvieron los espejos rotos
para intentar descifrar
aquel rostro infrahumano,
aquella delicada crueldad.
Aquella nunca dicha palabra.
Hoy están muertos
                 todos tus sueños.
Sólo faltás vos.
                 Y ellos te esperan.





¿Sabrá de mi temprana oquedad?



Sus alas de pez asfixian , parece muerto, pero vive en las noches en que yo muero.


Todos, alguna vez, hemos leído poemas por teléfono; y también nos han leído otros tantos a nosotros. Gianuzzi celebra a Raúl Gustavo Aguirre, su persecución telefónica, poética y nocturna. Yo lanzo un tremendo escupitajo a esos dulces mártires de la noche, que torturan mis oídos y mi mente, cansada de vagar sin ver
esto
esto
esto
que es poesía y no otra cosa.






Final .

Dejaré ese poema
al costado de la ruta,
cartón mojado en un día de lluvia.
 No intentaré palabras inútiles
y pasarán los caminantes
y mearán sus restos,
despreciando su debilidad
y ya no existirá ni siquiera
la posibilidad
de saberlo erguido
fuera de este mundo.
Tan fuera de este mundo.



Aquel que no duele y dice
 no entender nada de poesía,
cuando cabalga por las noches,
jamás deja de mirarte
 y quiere que haya luz.
“Tus ojos se embellecen cuando
escuchan- dice- no me puedo
perder esto “




1 comentario:

  1. estuve por aquí satisfaciendo mis ansias de poesía, y me retiro dando gracias por tanto. Cariños

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